¿Los burros se aburren?
El aburrimiento es una emoción que se caracteriza por identificarse como negativa y experimentarse como displacentera.
Aparece cuando una persona se enfrenta a una situación que es extremadamente desafiante o cuando la situación no presenta ningún desafío, es decir, en los extremos. Una actividad aburre cuando no está dentro de una zona de desarrollo próximo, como diría Vygotsky. Por esa razón es que aburrirse es una emoción tan recurrente, tanto en nosotros como en nuestros niños y niñas.
Guiar la emoción
Estar aburrido es una situación que no debemos menospreciar, ya que es compleja dado que involucra varios componentes, entre ellos sentir que el tiempo no transcurre (componente cognitivo), baja actividad y energía (componente fisiológico), postura corporal caída o lánguida (componente expresivo) y ganas de cambiar de actividad o abandonar la situación (componente motivacional) (Pekrun et al., 2010).
Probablemente conozcas la frase “los burros se aburren”. Es una frase comúnmente utilizada para responder a los niños/as cuando manifiestan esta sensación de incomodidad e intencionar que busquen algo con qué entretenerse. Pero es una frase poco acertada, ya que es importante validar que todos nos aburrimos y que no somos “burros” por sentirlo; es más, necesitamos de esos espacios de monotonía para aprender a regularlos, al igual que hacemos con todas las otras emociones displacenteras: enojo, rabia, tristeza.
Comúnmente se trabajan estrategias para regular estas últimas emociones, pero ¿se trabajan estrategias para enfrentar el aburrimiento?
Es importante poner nuestras energías en esto, para que niños y niñas puedan enfrentarlo y gestionarlo de manera que se transforme en una oportunidad, en un espacio de cambio y de creación. Y el primer paso para lograrlo es permitirlo.
Las estrategias para afrontar el aburrimiento pueden ser de aproximación cognitiva o de evitación. La primera busca generar un cambio en la percepción de la situación, por ejemplo “mamá estoy aburrido, no quiero seguir pintando este dibujo”.
Posibles aproximaciones cognitivas serían:
Nuevo propósito para continuar: Va a ser un regalo sorpresa para mi papá.
Automotivarse: Si sigo pintando voy a ser cada vez mejor y no me voy a salir del círculo.
Inventar algo nuevo: Voy a transformar este dibujo en un avión de papel para jugar.
Usar las propias herramientas cognitivas como motor para abordar la emoción. Y la segunda, busca evadir la emoción, no experimentarla, pasar a otra actividad que entregue satisfacción inmediata, por ejemplo “papá estoy aburrida, ya no sé qué más hacer”.
Posibles aproximaciones de evitación serían (Nett U., 2010):
Ver televisión o jugar video juegos.
Acudir a alguien más para que los/as saque del aburrimiento.
Como adultos a veces creemos que debemos estar constantemente inventando panoramas, haciendo paseos, comprando juegos nuevos, etc. Todo esto en función de evitar que los niños y niñas se aburran o tener un plan B listo por si lo hacen. Pero si no damos este espacio y permitimos que se exprese, no una vez, sino, varias veces, les estamos enseñando implícitamente la estrategia de evitación.
Todos hemos escuchado alguna vez que “antes los niños se entretenían solos, no necesitaban juegos ni pantallas, usaban la imaginación”. Lo que pasa es que antes no existía otra opción y los adultos dejaban que los niños/as se aburrieran y encontraran sus propias herramientas para regularlo. Hoy la invitación es a volver atrás. Podemos acompañar a nuestros niños/as, darles ideas, contarles qué cosas hacíamos nosotros a esa edad y guiar esta aproximación cognitiva. Así, el aburrimiento volverá a tener la función de ayudar a establecer nuevos objetivos, impulsar nuevas creaciones y favorecer la exploración de alternativas frente a una situación carente de estimulación (Bench & Lench, 2013).
Pekrun, R., Goetz, T., Daniels, L, Stupnisky, R., & Perry, R. (2010). Boredom in achievement settings: Exploring control-value antecedents and performance outcomes of a neglected emotion. Journal of Educational Psychology, 102(3), 531- 549.
Bench, S., & Lench, H. (2013). On the Function of Boredom. Behavioral Sciences, 3(3), 459–472.
Nett, U. E., Goetz, T., & Daniels, L. M. (2010). What to do when feeling bored? Students’ strategies for coping with boredom. Learning and Individual Differences, 20(6), 626-638.
Kopp, T. (1982). Designing Boredom Out of Instruction. NSPI Journal, 21(4), 23-32.