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Fomentar hábitos: un llamado de atención

Actualizado: 21 abr

Fomentar hábitos en niños y niñas, es esencial para su desarrollo tanto académico como personal. Establecer rutinas de estudio, horarios de comida, tiempo definido para juegos, espacios de relajo y conversación, etc.,sin duda son un aporte para que puedan generar más autonomía, además de desarrollar habilidades de organización, responsabilidad y disciplina. Sin embargo, hay un paso fundamental en el proceso de adquirir y/o reforzar hábitos sobretodo cuando niños y niñas comienzan su etapa escolar; y que dice relación con la atención.


La atención es una habilidad que comienza a desarrollarse en la primera infancia, sin embargo, a medida que niños y niñas van creciendo y sobretodo cuando inician la etapa escolar; si un estudiante habla mucho en clase, se distrae rápido o definitivamente no escucha atentamente cuando le dan instrucciones para desarrollar una tarea específica, la consecuencia natural, será que las familias sean llamadas a intervenir para modelar esta conducta, y así evitar que sus hijos/as interioricen ese comportamiento como una forma natural de relacionarse con su entorno, lo que podría generarle problemas a lo largo de toda su vida.


¿Se puede entrenar la atención?


Hay muchas acciones que madres, padres, cuidadores, monitores y profesores pueden llevar a cabo, para ayudar a sus hijos, hijas o estudiantes, a desarrollar esta habilidad. El Doctor en Psicología español Álvaro Bilbao, en su libro “El cerebro del niño explicado a los padres”, incorpora varios ejemplos y consejos para acompañar a niños y niñas en este proceso de aprendizaje, de readecuación o redireccionamiento de la conducta.


Entre los puntos que Bilbao desarrolla, se encuentran los siguientes:


  • Pasa tiempo con tus hijos reduciendo el tiempo de televisión, jugando con ellos, ayudándolos a concentrarse, etc.


  • Deja que se desahogue/libere: Atender y estar concentrado requiere de autocontrol. Cuando el niño ha pasado una jornada entera en la escuela, respetando las normas del aula y de relación con sus compañeros, la región del cerebro que ejerce el autocontrol puede estar algo cansada. Para recuperar su capacidad de ejercerla, esta región necesita un respiro. La mejor forma de hacerlo es dejar que el niño juegue libremente. Está demostrado que los niños que juegan libremente en un parque o que practican algún deporte, canalizan mejor su energía y reducen significativamente el riesgo de sufrir TDA (Trastorno por déficit de atención).


  • Evita las interrupciones: Una buena atención implica una mejor concentración. Si quieres evitar que tu hijo se distraiga «con el vuelo de una mosca», te recomiendo que evites ser tú la persona que interrumpe su concentración. Posiblemente, el mejor consejo que puedo darte es que respetes esos momentos en los que tu hijo está tranquilo, mirando un cuento o jugando absorto con el juguete. Ese es un momento de atención plena y es bueno respetarlo.


  • Evita las interrupciones cuando estén jugando o conversando; concéntrate en una única actividad, no saltes de un tema a otro en medio de la conversación ni cambies de actividad cada dos por tres cuando juegues con él. Respeta el curso de pensamiento del niño.


  • Ayúdalo a tener una atención tranquila: El ambiente influye en el grado de relajación o de excitación del cerebro.Puedes ayudar a tu hijo a desarrollar una atención tranquila creando espacios y momentos en los que pueda sentirse relajado. Si vas a hablar con él o vas a dibujar, hazlo en momentos tranquilos: cuando su hermano pequeño está dormido, antes de ponerte a cocinar o cuando han terminado de comer.


  • Ayúdalo a concentrarse hasta el final: La concentración es la capacidad de mantener la atención, el tiempo preciso para terminar lo que estamos haciendo. Como es normal, los niños tienden a perder el interés pronto y les cuesta terminar las cosas. Puedes ayudar a tu hijo evitando que se distraiga. Cuando veas que comienza a perder el hilo o el interés –o cuando ya lo haya perdido– redirige rápidamente su atención hacia lo que estaba haciendo. En este sentido, la pauta es que, independientemente de si están haciendo un pastel o un muñeco de plastilina, intentes conseguir que terminen lo que empezaron juntos.


En ese sentido, creemos que Akademi puede ser un gran aporte, dado a que en un máximo de 15 minutos diarios, genera el hábito de práctica diaria necesario para reforzar competencias básicas, detectar si hay una habilidad no adquirida, volver al video explicativo de ser necesario y así evitar “lagunas” de contenido.


La aplicación está desarrollada a partir de juegos (gamificación) y luego de un diagnóstico inicial, cada niño/a puede aprender a su ritmo y ajustado a su nivel académico, avanzando progresivamente desde lo simple a lo más complejo. Por otra parte, el diagnóstico antes mencionado considera el estilo de aprendizaje de cada estudiante (visual, auditiva o kinestésica), para que los contenidos sean incorporados de manera asertiva y efectiva, adecuándose al proceso formativo de cada estudiante.

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